domingo, 23 de noviembre de 2014

Crónica del 22 de noviembre "Las Albinas"

Las albinas era el corredero donde nos tocaba correr. Un corredero de grato recuerdo, pese a los años que siguen pasando, el recuerdo está siempre presente. A las 08:45 empezaba la jornada de caza, esta vez empezamos a cazar de forma diferente a otros años. Lo que no cambia año tras año, jornada tras jornada es las liebres que se desaprovechan, liebres que todos nos acordamos cuando va llegando el final del día de caza. Alguna es normal que no se consiga engalgar porque sale larga, pero lo de no correr liebres que se ven en la cama sigo sin entenderlo, eso hace que siempre acabemos más tarde de lo habitual.

Las liebres como ya me dijeron estaban pegadas a las gavias, cerca de los padrones o del tubo. En los medios pocas había, quizás al no hacer frío hace que no salgan más a los centros a solearse. Aunque no haya dado la sensación de haber muchas liebres, he contado más de 30. Ha sido una pena que se hayan matado al menos 4 liebres nuevas, alguna se podía haber evitado. Se han visto muchas en la cama ( yo vi una nueva) y casi todas han dado tiempo. Una se mató en 30 segundos y otra llegó a la liebrera en 48 segundos. He cronometrado carreras de 01:28, 01:50 y alguna que otra que sobrepasó los dos minutos. De notable la calidad de las rabonas en lineas generales.

Mi amigo Jaime ha corrido dos liebres. En la primera era turno para Gorrión y Manuela, acompañados de un cachorro al que arrancamos y de otra perra que se le escapó a un compañero, como suele pasar ( y que pasó después al no ponerse de acuerdo los 2 que iban en trailla) hay liebres que tienen carbón para irse de 4 perros. Esta carrera la dejé de ver cuando llevaba un tiempo en carrera de 01:20. Al alejarse, pocas conclusiones puedo sacar, hasta entonces iban bien con ella.....

La segunda carrera con los mismos protagonistas ( Gorrión-Manuela) tuvo una duración de 01:05. Pasó algo extraño, la liebre la llevaban bien pero hubo un momento en que los perros perdieron la liebre de vista (no sabemos si por la gavia, una palma o que ésta se aplastó) y los perros de inmediato se volvieron, no pegaron botes buscando la liebre ni nada parecido.

Entre medias pude correr a Destino con un hijo del Pirri, del que es propietario el amigo y jefe de cuerda este año Eusebio. Liebre de 01:40 de duración y que llegó al tubo que hay pegado a la carretera, donde Destino está mejor en los primeros compases donde dominan la liebre pero que luego el otro macho (también llamado Gorrión como el de mi amigo) impone su fuerza y quizás su preparación, dando dos pases claros. Para Destino era su segunda liebre y el otro perro ha estado corriendo el campeonato local haciendo un buen papel. A este perro le vienen mejor las liebres duras que hagan tiro, en los recortes se abre un poco, me da la sensación que lo hace por aliviarse más que por estar sucio.

Cuando quedaba una liebre para terminar me dice el jefe de cuerda que prepare mis perros para correr, la buscamos pegados a la carretera buscando los coches sin suerte de que saliera alguna, al llegar a los coches dije que no pasaba nada, que no hacia falta buscarla más, pero dos compañeros que iban a caballo me acompañaron a buscarla, me dijeron que tenía mucha voluntad para la hora que era (cerca de las 3 de la tarde) ir a correr una liebre, pero el tiempo acompañaba, todo el día estuvo nublado y con una agradable temperatura. Vi una liebre que iba larga y solté, a su vez se levantaron dos más, 3 liebres, 3 carreras y destinos distintos....

Si Dios existe me ha querido recompensar por todo lo que hago por estos animales, por todo lo que hago por esta afición. Impresionante carrera de 4 minutos, donde faltan pasos hay de sobra corazón, casta y codicia. A veces se corre con el alma y en la dificultad se hacen grandes los perros. No dejaron respirar a la liebre que ésta salió del llano, intentó salvarse primero en unos olivos que había arrancados y que de ahí por el camino se fue al otro olivar cuando marcaba el cronometro 3 minutos de duración. Una liebre que aceptó el desafío y que puso a los perros al límite de su físico, pero no ganó la partida. Se me caían las lágrimas de emoción, por el carrerón, por lo grande que es la perra, por lo bien que corrió Destino y su demostración de coraje, por esta afición y porque estos son los momentos que quedan guardados en el corazón para siempre. No es sólo los 4 minutos de carrera. Es por la historia de dos perros por los que he sufrido y pasado mucho, pero en los que siempre he confiado.

Mis amigos Jaime y Maikel antes de empezar.


Compañeros de caza con Gorrión (hijo de Pirri) y Destino, antes de correr.


Después de la carrera.




Gracias a todos los compañeros de caza con los que comparto afición y pasión y a todos los seguidores por leer mis historias.

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