jueves, 24 de septiembre de 2015

La historia de Saltarina, de Eugenio Gregorio contada por Ángel Gregorio

Saltarina es una galga de color negro, descendiente de Morita, una galga de nuestra propiedad y de un semental de un pueblo de Zamora (Villavendimio) propiedad de un gran galguero llamado Delfín.
Morita, la madre de Saltarina, fue una grandísima galga y era muy completa. Compitió en el regional de Castilla y León en el grupo donde quedó campeón el Rayo de Vezdemarbán, propiedad de Pepe. Se la echamos al macho de Delfín allá por el año 2005 y de esta camada nacieron ocho galgos, dos machos y seis hembras (entre ellas, una fue Saltarina). De todos ellos, solamente nos salió con gran nivel Saltarina, los demás todos fueron galgos normales exceptuando un macho que tenía un minuto muy bueno pero pasado este minuto se venía abajo.
Pasaban los meses y los cachorros iban creciendo y poniéndose muy bonitos, tenemos la suerte de contar con un terreno donde pueden salir a correr y todos los días salen y juegan. No obstante, dos meses antes de empezar la temporada de caza, los entrenamos a diario y fuera de la temporada de caza, se sacan en días alternos para que corran unos kilómetros por caminos detrás de una furgoneta.
En el año 2006 llegamos a la final del regional de Castilla y León con otra galga llamada Morita II, también de capa negra (por entonces prácticamente todos nuestros galgos eran negros) compitiendo contra una galga del “Club La Rabona de Valladolid”, que en el nacional llegaría a semifinales de España. La galga Morita II corrió muy bien y en la final, aunque perdimos, a nuestro juicio ganó la perra, nos encantó la galga y pensamos que teníamos que haber ganado, pero al parecer estaba “sucia”.

Cuento esto, porque unos 15-20 días después de la final, volvimos a correr con Morita II, en este caso contra Saltarina (su primera liebre) en el coto donde cazamos, esta última contaba con unos dieciséis meses y es entonces cuando vimos que teníamos en nuestras manos una galga de una calidad muy grande.
Visto esto, la reservamos para la temporada siguiente. Le pusimos el nombre de Saltarina porque saltaba las tapias de aproximadamente unos tres metros de altura. Esta galga era algo “esquiva” y aquí la labor de mi padre Eugenio fue magnífica acariciándola, dejándosela a conocidos para que la pasearan, poniéndola con otros galgos de amigos que ella no conocía, etc.
Comenzó la temporada de caza y comprobamos que habíamos acertado con nuestras suposiciones, ya que la galga andaba muy bien y era muy completa tanto de salida como de finales. Como Saltarina era una galga pequeña, teníamos la precaución de vendarla en las cuatro patas, ya que al correr siempre se dañaba las patas.


Nuestro club es el “Virgen de la Hiniesta” en el que somos dueños tanto mi padre como mis dos hermanos y yo y por lo tanto, presentamos el mejor galgo que tenemos evitándonos el tener que competir contra nadie para decidir qué galgo presentar.
En la temporada 2007/2008 presentamos a Saltarina al campeonato regional de Castilla y León y tuvimos la mala suerte de que nos tocara en el grupo mixto de Castilla y León contra Castilla la Mancha; por aquel entonces los subgrupos no estaban tan bien repartidos como están actualmente y al club que le tocaba el grupo mixto corría las mismas eliminatorias que los demás subgrupos, pero en nuestro caso ese año tuvimos más mala suerte aún, ya que nos tocó correr previas, o sea que para llegar al Nacional de Cantalapiedra (Salamanca) nos tocó eliminar a seis galgos, es decir, pasar seis eliminatorias.
Si mal no recuerdo, en las previas de aquel año, nos tocó correr en la Granja de Moreruela (Zamora), donde hay liebres de grandísima calidad, contra una galga de Oscar Hernández Zarzuelo (espero no equivocarme) y su socio de Toro, Miguel, que al parecer había quedado la temporada anterior subcampeona en Madrid. Se corrieron dos liebres y en las dos ganó claramente nuestra galga dejándonos a todos nosotros unas sensaciones inmejorables.

En la siguiente eliminatoria nos tocó contra un rival de Salamanca del club “El Pajarón” un/a galgo/a blanco/a en Madrigal de las Altas Torres que con sus bravas liebres, nos puso las cosas muy difíciles. La primera carrera la ganó nuestra galga, pero en la segunda carrera nos empató el/la representante del club “Pajarón”, y en la tercera y definitiva, salió una liebre de año donde no le dimos opción al rival, siendo la carrera de un minuto más o menos y sin abrir hueco la liebre de los galgos.

En cuartos de final (también en Madrigal de las Altas Torres, ya que se disputó todo el regional allí), corrimos contra una grandísima galga de Ávila que había ganado la eliminatoria anterior pero venía amonestada. Se engancharon a las dos galgas en traílla y corrimos una nula, pero la galga de Ávila (no recuerdo el nombre del club) hizo cosas “irregulares” fue amonestada y eliminada, por lo tanto, corrimos un exento para poder llegar a semifinales.
Saltarina siempre corría vendada por el motivo que ya comenté anteriormente.
Una curiosidad a destacar de ella es que después de haber corrido varias liebres, ella ya sabía que la iban a soltar de trailla cuando pitara el juez.

En semifinales, nos tocó una galga de Valladolid (llamada Flecha) del club “San Cristobal”, ganamos 2-0 y fue una eliminatoria muy dura por la calidad de la rival y tuvimos que ir dos días al no poderse terminar el domingo (que es cuando estábamos citados), ese día ganamos un punto corriendo una liebre muy buena que duró 2,15 minutos. Nos citaron para el martes y ese día conseguimos el segundo punto y por consiguiente llegar a la anhelada final.
En la final, nos tocó un galgo de nombre Nanu también de un club de Valladolid llamado “Virgen de la Soledad”. Era un galgo muy grande y de capa atigrada, un grandísimo galgo por cierto. Ganamos la final, y nos ganamos el derecho de ir al grupo mixto.

Estábamos muy contentos pero a su vez teníamos una sensación amarga porque 10-15 días después volveríamos a correr contra un galgo de Castilla la Mancha para poder llegar al ansiado Nacional de Cantalapiedra. Este grupo mixto se corrió en Madrigal de las Altas Torres, pero la distribución de los jueces era algo que no llegábamos a entender ni comprender ya que había un juez de Castilla y León y los otros dos jueces restantes de Castilla la Mancha, cuando lo normal es que fueran jueces de distintas comunidades a la de los participantes para que no se suscitaran suspicacias.
El 29 de diciembre de 2007 corrimos la eliminatoria del grupo mixto. Yo pensaba que asistiríamos a las carreras muy poca gente (los dueños de los galgos y poco más) pero no fue así, ya que para mi sorpresa asistió mucha afición.

Se comenzó a correr a primera hora de la mañana, justo después de la helada y se acabó a última hora de la tarde. Por unas cosas u otras hubo que correr siete liebres para saber que galgo iría al Nacional, nuestro rival fue un macho llamado Toni representante de Castilla la Mancha.

Este galgo salía de trailla como un cohete descolgando a nuestra galga, la suerte que tuvimos es que corríamos en Madrigal y allí las liebres son de otra pasta, dando carreras muy buenas y largas. Aún así tuvieron que correr los galgos como he dicho siete liebres para saber cual iría al Nacional.
El primer punto lo ganó Toni en una carrera de unos dos minutos. En la segunda liebre que corrieron empató nuestra galga. Posteriormente se corrieron tres nulas. En la sexta liebre la carrera fue muy buena por parte de ambos galgos y de la liebre, duró alrededor de 2,40 minutos. En esta carrera, un juez puntúa a nuestra galga, el otro juez a Toni y el tercer juez no pudo ver la carrera bien y por lo tanto sacó pañuelo verde, o sea, que empatamos. La séptima y última liebre que corrimos fue a última hora de la tarde, salió la liebre y los galgos con un traillazo muy largo ya que se arrancó la liebre y en este caso, salió beneficiada de trailla nuestra galga que se abrió a mucha distancia de Toni, quién según avanzaba la carrera iba acortando distancia a nuestra galga, y nuestra galga a la liebre, pero al llevar alrededor de un minuto de carrera nuestra galga volvió a abrir distancia y empezó a “mover” a la liebre continuamente.

Durante toda la carrera siempre salía por delante de los cortes nuestra galga, y por lo tanto, ganamos el punto y la clasificación.
Ese día ganamos a un rival descomunal pero sabiendo que habíamos perdido la opción de hacer algo grande en el Nacional ya que se empezaba a correr el 8 de Enero de 2008, y nuestra galga llegaría destrozada tras este día tan largo y con tantas liebres en su cuerpo.
El Nacional de ese año se celebró en Cantalapiedra un pueblo de Salamanca que linda con Madrigal de las Altas Torres. Por entonces, en Castilla y León teníamos el problema de los topillos y se morían muchas liebres debido a esta plaga y al veneno usado para su erradicación.
En el Nacional de Cantalapiedra corrimos contra una galga sevillana de nombre Lagartija, quién nos ganó 2-0, bien ganado y no es por quitar méritos a nuestra rival pero conociendo a Saltarina, vimos que nuestra galga en estas carreras no quiso correr y no se empleaba a fondo ni se esforzaba ya que las siete liebres anteriores pesaban mucho.
Quedó campeona Víbora, dejando una gran impresión otro galgo zamorano Clavijo, que llegó hasta semifinales del Nacional.

Saltarina, un año después y debido al miedo del robo, fue vendida.





Le agradezco a Ángel su colaboración en el blog.