lunes, 22 de agosto de 2016

Salsa "Pura codicia" por Fernando Espinosa

Salsa ha sido una perra muy especial, por ser la primera galga que criamos y sobre todo por su carácter y comportamiento tanto en el campo como en casa. Desde los tres meses la sacábamos al campo practicamente todos los días y era asombroso como corría detrás de todo lo que se movía. Era energía pura, disfrutaba al máximo de sus paseos por el campo y llegaba a casa agotada y feliz.
Con ocho meses corrió con una hermana una liebre pequeña y era impresionante con que ganas corría y sin parar de ladrar a la liebre, que por supuesto no alcanzó.
Con nueve meses mordió por primera vez una liebre que no se dejaba quitar del perro adulto, y a partir de ese momento fue autentica ansiedad lo que sentía cuando salia la liebre. En las jornadas de caza era imposible sacarla de la mano y con su cabeza corría todas y cada una de las liebres que salían en la jornada, era un espectáculo el que montaba cada vez que salía una liebre.

Nació el 27 de Abril del 2002 y compitió los campeonato 2003-2004 y 2004-2005.
El primer año pasamos previas y en octavos nos tocó con  Marquesa, una perra muy rápida que corrió el Nacional en Barcience y creo recordar que fue la única de Castilla-león que pasó a Cuartos. Nos ganó en dos liebres de 1,05.
En 2004-2005 corrimos la final de nuestro grupo en Medina del Campo y perdimos claramente con Jarana.

El campeonato que hizo fue de un mérito enorme pues corrió todas las fases con un dedo inflamado y con el terreno muy áspero todos los días.
En octavos corrió una nula de 3,30. Cada perra se fue con una liebre. Ganamos el primer punto con mucha claridad, corrimos una nula en una suelta de cara al pinar y Salsa se lió por los pinares a correr liebres y apareció por otro pinar agotada, justo cuando nos tocaba entrar en trailla, perdió el punto y pensamos que la eliminatoria estaba perdida. En el punto definitivo las dos perras estaban muy tocadas y podía pasar cualquier cosa, la otra perra se paró y Salsa no solo corrió esa liebre, sino que se volvió a empalmar con otra. La Codicia de Salsa era enorme, yo diría que excesiva, pues se desgastaba muchísimo durante la jornada por la ansiedad que la producía cada liebre que salía, pero se sobreponía a todo.

Javi la seguía con el caballo y me decía que se sentía mal, pues no era capaz de cogerla nunca si no mataban liebre, pues ella siempre seguía buscando liebre, y la daba igual si era liebre o zorro como ocurrió en la final.
Carmelo que la llevaba siempre en la mano la sufrió todo el campeonato, pues como antes decía cada liebre que salía había que tener mucho cuidado para que no se soltase.
En casa también ha sido una perra muy especial, conocía todos nuestros movimientos y sentía y sufría lo que nosotros sentíamos y sufríamos. El día de la final mi mujer tuvo un problema de salud imprevisto y repentino, justo antes de salir para el campeonato y cuando la fueron a coger mis hijos no quería ir, cuando en circunstancias normales era una alegría y alboroto enorme. No lo quiero utilizar como escusa, pero estoy convencido que la perra no tuvo el mismo comportamiento ni dio el mismo rendimiento en el campo, pues no pudimos asistir ni mi mujer ni yo.
Después disfrutamos  muchas jornadas de caza con ella, pues siempre daba la cara, en todas las circunstancias.

Los últimos años los ha pasado junto a nosotros en el salón de casa como un miembro más de la familia, con sus paseos diarios por el campo y controlando todos nuestros movimientos y con una sensibilidad especial ante todo lo que sucedía, pero siempre conociendo su sitio y su espacio, el que le correspondía como animal querido, pero nada más.
Al ser una perra tan especial y que ha convivido tan estrechamente con nosotros, la perdida es
más dolorosa, pero nos queda la satisfacción de saber que Salsa fue feliz junto a nosotros.