Estrenamos temporada de caza y con ello vuelven los madrugones (los galgos salen del zulo), los cazadores quedan con la cuadrilla en un bar para coger fuerzas antes de empezar (mientras los galgos esperan en el remolque, apretujados, tragando humo). Enfilan el camino (algunos galgos no volverán). Una vez llegados al coto, divisan, pletóricos, todo el llano hasta donde alcanza la vista, allá en el horizonte (donde algunos galgos "se perderán"). Se oye como se cargan las escopetas, algunos tiros (los galgos se estremecen). Las primeras víctimas empiezan a caer. El día avanza, el sol se levanta y aunque el otoño ha empezado, aún hace calor (los galgos no tienen agua). Casi todos los cazadores están satisfechos con este primer día, aunque a alguno se le a "desviado" algún tiro (los galgos no tienen margen para el error.
Los cazadores sacan sus provisiones cuando les apreta el hambre (a los galgos si acaso algún trozo de pan duro). Acabado el día, todos los cazadores vuelven con los pantalones llenos de la sangre de las víctimas que cuelgan de sus cinturones, incluso hay algunos niños ( algún galgo "perdido" se cruzará en la carretera).
Los cazadores dejan los campos atrás ( y algún galgo en la cuneta) y vuelven a casa, satisfechos. Llegados al destino, palmadas en la espalda, carcajadas y quedan para el próximo día de caza (se oyen reproches sobre los galgos que no cumplieron sus objetivos. Los cazadores sueltan sus enseres, sueltan a los galgos en el corral, a tomar agua y comida (los galgos comen recelosos y huyen hacia sus rincones de paja y suciedad). Esto sólo acaba de empezar NO A LA CAZA.
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