viernes, 11 de abril de 2014

La Liebre por Felix Rodriguez De La Fuente 5ª Parte

Los enemigos de la liebre.

En los tiempos que vivimos, a la hora de hablar de los enemigos de cualquier especie animal nos encontramos ante la necesidad de establecer dos categorías: por un lado hay que tener en cuenta a sus enemigos naturales y, por otro, al hombre.
El hombre moderno, con su capacidad para modificar lo más diversos ambientes, se ha convertido en el enemigo número uno de la naturaleza. Destruye y enrarece los hábitat donde se desarrollan los animales y las plantas, que poco a poco desaparecen del nuevo medio que les es impuesto. Además de esta destrucción directa, los productos de desecho procedentes de la actividad humana se hallan tan esparcidos por el globo que resulta prácticamente imposible encontrar cualquier forma de vida en la que no se aprecien las huellas del hombre.
En el caso de la liebre, habitantes de los grandes espacios abiertos, y por tanto de cultivos, regadíos y viñedos, nos encontramos ante un ejemplo claro de lo que acabamos de exponer. Todas estas zonas reciben grandes cuidados y, por ello, son rociadas insistentemente con herbicidas, insecticidas y otros productos tóxicos. Con ellos, a la vez que se elimina a los enemigos de los cultivos se extermina a la mayor parte de las formas de vida de la región tratada. En efecto, después de la pasada de una avioneta que extiende estos productos en forma de nube, se encuentran gran cantidad de pajarillos y ratones muertos, por mencionar sólo las especies más fácilmente detectables. En cuanto a las liebres, no es raro encontrarlas agónicas, rascándose desesperadamente la cara con sus patas anteriores, como si el insecticida afectara a sus conductos nasales.
Además de esta muerte directa, el insecticida se acumula en los tejidos hasta alcanzar proporciones letales.

La liebre es capturada con bastante frecuencia por las grandes aves de presa. El búho real y las águilas imperial y real son sus principales enemigos. Para los medianos y grandes carnívoros, como el lobo, el lince y el zorro, tiene menos importancia en su dieta. La liebre puede alcanzar velocidades punta de unos 70 km por hora. Evidentemente, sólo predadores muy rápidos, como el azor o el galgo, son capaces de darla caza.
Parece que las liebres entran en conflicto con los conejos. Se relatan casos de ataques de conejos a liebres subadultas.

El ciclo reproductor 1º parte.

El período de celo de las liebres comienza generalmente a finales de enero, aunque se han encontrado alguna vez hembras preñadas desde finales del mes de diciembre. Según algunos autores, la aparición del celo viene determinada por la dureza o suavidad del invierno, de tal manera que los fríos rigurosos y prolongados retrasan su aparición hasta fechas más tardías.
Durante esta época se producen cambios en el aparato genital de la liebre destinados a poner a punto sus órganos reproductores. En los lagomorfos silvestres los testículos, intrabdominales, aumentan de tamaño y descienden, pasando a ocupar una posición posterior al pene. Mientras, en las hembras comienza el ciclo estral con todos los cambios anatómicos y funcionales que determina.
La actividad sexual del macho alcanza su punto máximo durante el mes de marzo, mientras que en la hembra se sitúa en abril.
Estudios realizados en Nueva Zelanda y Australia-las liebres fueron introducidas en estas remotas tierras a mediados del siglo pasado-han demostrado que la época de reproducción tiene la misma cronología bajo medios tan diferentes como son los presentes en Inglaterra, Unión Soviética y Nueva Zelanda.
No actúa así el conejo, que aprovecha la época más favorable para reproducirse. Este comportamiento indica una mejor adaptación del conejo a nuevos ambientes; un "oportunismo" característico de muchos animales y vegetales del bioma mediterráneo.


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