miércoles, 8 de febrero de 2012

Recordando a YEYA por Andrés Riesco

C
uando apenas llevaba un año como galguero y con apenas 13 años recién cumplidos acudí por primera vez junto con mi padre y dos amigos a la final de un Campeonato de España de Galgos a Medina del Campo. La final la corrían una galga pequeña y muy fina llamada Estela y una galga barcina llamada Chupetera. Me quede fascinado con la cantidad de gente que había y pensé en lo que tenia que sentir uno al llegar con un galgo a un corredero como ese en un Campeonato con los mejores galgos de España. Mira por donde apenas unos meses después la vida me tenía preparada una sorpresa.

Comenzada la  temporada de caza de 1997. Paco, que fue quien me metió el gusanillo de los galgos y quien me crió mi primera galga, tenía una perra negra que destacaba sobre las demás. Se llamaba Yeya


Yeya era una galga negra, nacida en Abril de 1995 y cuya característica principal nada más verla era que ponía las 2 orejas hacia arriba como si fuera un podenco. Su padre era Ness, cuartofinalista en Seseña, y la madre una galga del mismo dueño, Paco el de Tarazona, tractorista de Luis Igea, quien vendió a Ness a un amigo nuestro. Ness a su vez era hijo de Fan II, sub-campeón de España en Medina del Campo en el 88. Reata tenia de sobra para hacer algo grande.

Después de ganar las eliminatorias del Club Los Murieles empieza la competición en el regional de Castilla y León. Paco que era el que más sabia de galgos, aunque nunca había competido, tenía que trabajar y no podía ir con la perra así que mi padre y un amigo, Miguel, se encargaban de llevarla. Era un mundo totalmente desconocido para nosotros, no conocíamos prácticamente nada. Aún hoy cuando nos acordamos de todo aquello nos reímos de las tonterías que hacíamos por inexperiencia y desconocimiento.

Yeya corrió su primera eliminatoria en un pueblo de Zamora llamado San Cristóbal de Entreviñas. No se pudo acabar y al día siguiente nos tocó ir a Medina del Campo a un coto llamado “El Chucho”. Corrimos el punto que nos faltaba: Yeya salio delante abrió mucho hueco pero no llegó a tocar liebre aunque entró a los pinares con ella cerca. Nosotros nos quedamos con cara de “si, hemos ganado pero no ha podido con la liebre” y uno de los jueces que iba a caballo nos dijo: “la perra que entra en este coto con la liebre al morro del pinar cuidado con ella”. Y nos fuimos para casa con las palabras de este hombre sonando en nuestras cabezas.

La siguiente eliminatoria, Cuartos de Final, la volvíamos a correr en Medina del Campo pero esta vez en un coto llamado Tobar que era de un hombre llamado Manolo, dueño de Zar y Segura. Eso para nosotros eran palabras mayores. Corrió 3 liebres y las mató las 3. Cuando nos íbamos con la perra después de ganar el ultimo punto paso Manolo con su caballo y dijo: “si esta perra sigue corriendo aquí hay que ponerle un bozal que me deja sin liebres”. Desde aquel momento se empezó a interesar por la perra. Al día siguiente cazando en nuestro pueblo la perra mató otras 4 liebres. Esto hoy en día con la experiencia que tenemos no se nos ocurriría a ninguno y no hacia nada más que demostrar que Yeya era muy grande.

Ya estábamos en semifinales, la cosa empezaba a sonar muy bien. Todos los días íbamos a entrenar a Yeya por los caminos del pueblo y Paco nos empezaba a contar que lo había llamado una persona interesándose por la perra que si la vendía. Al día siguiente que lo había llamado otro y le ofrecía medio kilo de aquella época. Comenzaba algo que nosotros por aquel entonces no conocíamos, el miedo a que se la robaran. Yeya empezó a salir en un periódico de Salamanca. El periodista que seguía sus pasos era Francisco Javier Martínez, actual jefe de prensa de la FEG:

Llegaron las semifinales y esta vez estábamos citados en un pueblo de Valladolid llamado Ataquines, donde decían que las liebres no corrían, volaban. Ya por aquel entonces nosotros habíamos visto que si las liebres eran duras teníamos muchas posibilidades de llegar arriba. La perra no era tonta saliendo de traílla pero cuando realmente empezaba a funcionar de verdad era cuando la liebre se ponía “modorra”. Yeya se enfrento a una galga negra muy buena de Crespos en dos carreras muy justas, que eran perjudiciales para su forma de correr, pero sin embargo gano.

La semana previa a la final que también se iba a disputar en Ataquines fue bastante movida. Las llamadas preguntando por la perra se sucedían y el precio se había incrementado hasta llegar al millón de pesetas. La duda de si vender o no cada vez era más grande.

Y llegó la ansiada final. El corredero era espectacular, con un mirador extraordinario (donde al año siguiente se disputaría el nacional de Morisca y Rayo). La rival en la final era una perra negra llamada Corsaria, presentada por la familia García Bellido (Jesús y Mercedes, los del CNGE) aunque hace poco tiempo me entere que la perra era de Ezequiel Barona.

Saltó la primera liebre que dio un crono justo y el punto fue para Corsaria. Era el primer punto que perdía Yeya en todo el regional y nuestra única esperanza es que salieran liebres de poderío para poder darle la vuelta a la tortilla. Y así fue, la segunda liebre duró algo más de 3 minutos en la que Yeya dio una autentica exhibición de poderío parando la liebre de cara al público y matándola llegando a su perdedero. Con la final empatada saltó la liebre definitiva, una de esas rabonas que dejan en vergüenza a cualquier galgo. El crono volvía a superar los 3 minutos y Yeya  volvía a dar una lección de cómo se corrían estas liebres. Con los 3 pañuelos blancos se cumplía el sueño de unos galgueros modestos e inexpertos que en su primera toma de contacto con la competición conseguían lo que muchos galgueros sueñan el resto de sus vidas (yo aun hoy lo sigo soñando) llegar a un Nacional.




La entrega de trofeos en la plaza de Ataquines  fue uno de los momentos más bellos que he vivido en mi corta vida como galguero. Nos volvieron a preguntar que si vendíamos a la perra llegando a ofrecer hasta millón y medio. Mi padre le pidió a Paco que no la vendiera y que de hacerlo fuera para “sacarlo de pobre”. Entonces llego Juan Carlos un amigo de Manolo Fernandez, enviado por el, a preguntar que cuanto queríamos por la perra y mi padre que había oído que Manolo tenia muchos cuartos le dijo: “la perra vale 5 millones de pesetas, si tienes tanto dinero ya sabes”. Manolo se dio cuenta que no teníamos interés en vender y respeto nuestra decisión. Ahí comenzó una gran amistad que aun hoy dura, ¡y que sea por muchos años! Manolo en muchas ocasiones le recuerda mi padre la anécdota de aquella tarde cuando le pidió 5 kilos y cuenta como se quedo con cara de tonto pensando: “de donde habrán salido estos para pedir tanto por la perra” como diciendo, con la pinta de pobrecitos que tienen.





Llegó el Nacional, era un lunes 12 de enero de 1998. Yo no pude ir porque tenía colegio y mi padre, su amigo Miguel y algunos más del pueblo salieron a las 4 de la mañana rumbo a Ontigola, sin saber ni siquiera donde estaba. Entonces no había GPS y solo se ayudaban con una mapa. Consiguieron llegar en tiempo y forma y nada más bajarse de la furgoneta un conocido galguero de Ontigola les dice: “he visto correr a esta perra ahí abajo y si las liebres corren como corrieron aquí el año pasado seréis Campeones de España. Eso ya eran palabras mayores. Esas palabras le subieron el ánimo pues iban pensando que la liebre de Castilla la Mancha que normalmente es más floja no beneficiaba en absoluto a las condiciones de Yeya. Empezó el campeonato y el dichoso maíz tan recordado ese año que hacia que las liebres apenas fueran capaces de salir de él desluciendo las carreras le volvió a bajar los ánimos. Aunque eso no fue excusa en el caso de Yeya que corría contra “la colorà” Bernarda que traía muy buen cartel. Los dos puntos fueron para la andaluza y Yeya no estuvo a la altura de lo que se esperaba de ella. Dio la cara pero no brilló como lo había hecho durante el regional.

Por eso muchas veces cuando veo a una galga en octavos del nacional que no ha estado bien me acuerdo de que esa perra como Yeya tuvo un regional antes de correr esa eliminatoria y que no debemos ser tan duros con algunos galgos solo viéndoles una eliminatoria, que si han llegado ahí es porque han hecho méritos suficientes.

Para el recuerdo queda el vídeo VHS de aquel regional con las 4 campeonas: Yeya, Dama, Espabilada y Sabrina, que ocupa un lugar importante en el salón de mi casa y el cual de vez en cuando vuelvo a ver para rememorar aquellos bonitos momentos.

Hasta aquí llegaba la historia de Yeya en competición. Ahora a punto de cumplir los 3 años comenzaba su historia como madre. Nos pusimos en contacto con Manolo para cubrir con Zar. No nos puso ninguna pega, ni nos pidió absolutamente nada. Esto nos demostraba que era una grandísima persona. Después de pedirle 5 millones  por la perra tenía la oportunidad de decirnos: “si queréis cubrir con Zar hay que pagar tanto” y no lo hizo. Nos abrió las puertas de su casa y nos ofreció todo lo que tenia a cambio de nada.

La primera camada no resulto buena pero volvimos a confiar en Zar y en Diciembre del 99 lo volvimos a echar. De esta camada salieron 2 perros bastante curiosos. El mas recordado: Bravo, un macho negro careto que dejo una grandísima impresión en Madrigal

La siguiente camada fue de Denilson, un perro negro que había deslumbrado en Ataquines por su velocidad. El motivo de esta monta era darle a las crías de Yeya la velocidad y el paso que le faltaba a ella en el primer minuto pero como muchas veces en estos casos la cosa no salio como se esperaba. Yo no vi correr a estas crías pero al parecer salieron tirando a “minuteras”.  Pero es precisamente en esta camada donde se demuestra que esto de los galgos no es solo criar de perros que han sido fenómenos en el campo que puede trasmitir igualmente una perra con reata sin haber demostrado tanto en el campo. Una de esas crías se llamaba Golosa y antes de ser robada tuvo una hija llamada Calzada en semifinales del regional que perdió contra la gran Curra. Otra hermana de esa camada con Denilson se llamaba Morena, quien también metió una perra del mismo nombre en las semifinales del regional en Madrigal 2007 dejando muy buenas sensaciones y perdiendo contra Tanita por amonestaciones. Morena volvió a ser cubierta, esta vez con el Bambino de Franco, de la reata del Zar, y una de esas crías, Chulo, que empezó a correr el regional con 18 meses, conseguía igualar la proeza de su abuela y colarse entre los 16 mejores galgos del panorama nacional 13 años después. Así mismo este año, de nuevo una hija de Morena, hermana de camada de Chulo, llegaba a la final del regional en Madrigal de las Altas Torres y corriendo de que manera. Una de las perras con más pies que se ha visto en muchos años.

Esta es la historia de Yeya, esa gran galga que despertó en mí esa pasión desmedida por los galgos y por la competición, como una adicción difícil de controlar y mucho menos de abandonar.



Muchas gracias Andrés, desde aquí este pequeño homenaje a una de las grandes galgas que han formado parte de los Campeonatos de España de Galgos en Campo.





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